Diana Frances Spencer nació el 1 de julio de 1961 en Inglaterra en el seno de una familia noble. Su padre era John Spencer, el octavo Conde de Spencer, y tuvo con su mujer Frances Ruth Burke Roche dos hijas mayores llamadas Sarah y Jane. Después llegó al mundo Diana y más tarde el único hijo varón, Charles. En 1969, los padres de la princesa se divorciaron y ella estuvo viviendo durante una breve época con su madre y sus hermanos. A los pocos meses, su custodia pasó a manos de su padre y fue en ese momento cuando ingresó en la escuela King's Lynn.
En 1970 se cambió de colegio y entró en Riddlesworth Hall y tres años más tarde se matriculó en otro internado en el condado de Kent, West Heath. En el año 1977 decidió dejar atrás Inglaterra y se mudó durante dos años a Suiza donde estudio gastronomía y urbanidad. Durante esos años fue cuando conoció al Príncipe Carlos durante una batida de caza. El noviazgo con el primogénito de la Reina Isabel II de Inglaterra y heredero del trono británico duró menos de un año. Fue el 24 de febrero de 1981 cuando el Palacio de Buckingham anunció que Carlos y Diana se casarían.
El enlace se produjo cuatro meses más tarde, el 29 de julio de 1981. Una ceremonia única a la que acudieron multitud de casas reales, personajes famosos y multitud de público que decidió congregarse a las puertas de la catedral de Sant Paul. Ese día tan especial, Londres recibió a más de un millón y medio de personas. Un año más tarde, Lady Di y el Príncipe de Gales tuvieron su primer hijo al que decidieron llamar Guillermo. Su primer viaje oficial en solitario fue el 14 de septiembre de 1982. Tuvo que acudir a Mónaco al funeral de Grace Kelly. Desde ese momento, los desplazamientos oficiales no cesaron. Se recorrió el mundo en solitario y junto a su marido.
Fue el 15 de septiembre de 1984 cuando dio a luz a su segundo hijo, el Príncipe Enrique. Tras el nacimiento de este, Diana quiso centrarse por completo en su familia pero no fue posible debido a la agenda tan apretada que le imponía la casa real. En 1986 empezaron a brotar los primeros rumores que afirmaban que el matrimonio formado por los Príncipes de Gales no estaban atravesando su mejor momento. Ellos hicieron caso omiso y siguieron con sus vidas intentando ocultar la realidad. Seis años más tarde, en 1992, saltaron las primeras informaciones que aseguraban que la pareja había decidido separarse. Durante esta época, los periódicos de Reino Unido se dividieron en dos: los que defendían incondicionalmente a la princesa y lo que decidían atacarla y sacar a la luz supuestos amantes.
Los medios sensacionalistas confirmaron que el Príncipe de Gales mantenía una relación sentimental con Camila Parker Bowles. Pero él no fue el único en ser infiel a la pareja, Diana de Gales también estaría manteniendo otra relación con James Gilbey. Fue el 28 de agosto de 1996 cuando se hizo oficial el divorcio de los Príncipes de Gales. Después de la ruptura, Lady Di continuó viviendo en el Palacio de Kensington. Convertida en madre divorciada comenzó a proyectarse como una figura que realizaba viajes sociales y que emitía discursos e intentaba concienciar a la población para estar al lado de los más necesitados.
Durante toda su trayectoria estuvo volcada con las buenas causas. Se preocupó por los niños pobres de África, se mantuvo al lado de personajes tan célebres como Nelson Mandela, la madre Teresa de Calcuta o Dalái Lama. Fue la presidenta de varias fundaciones humanitarias para acabar con el sida, con las drogas y con las enfermedades como la lepra.
Su vida terminó el 31 de agosto de 1997 cuando tuvo un accidente automovilístico con el último hombre con el que se la relacionó. Dodi Al Fayed era un millonario de origen egipcio con el que Lady Di comenzó una relación. El día de su muerte se encontraban en París y el desafortunado desenlace ocurrió en el interior del Túnel de l'Alma, justo alado del río Sena. En el accidente el único superviviente fue el guardaespaldas de la princesa, Al-Fayed. La prensa internacional se volcó con este suceso y varios medios se atrevieron a asegurar que no había sido un accidente sino una conspiración protagonizada por el Servicio Secreto Británico y la Familia Real Británica. Además, el único superviviente siempre ha mantenido esta versión aunque el cuerpo encargado de la investigación la deniega.