Iñaki Urdangarin Liebaert nació el 15 de enero de 1968 en la localidad vasca de Zumárraga y se dedicó profesional al balonmano. Sin embargo, además de por su carrera deportiva, es conocido por su matrimonio con Infanta Cristina, segunda hija del rey Juan Carlos I y la Reina Sofía de España. El exdeportista es hijo del bancario Juan María Urdangarin Berriochoa y de Claire Françoise Liebaert Courtain. Tiene seis hermanos a los que está muy unido. Pese a que no tenía vínculo alguno con la realeza hasta que se casó con la Infanta Cristina, tiene sangre noble por ambos lados, ya que su madre pertenece a una familia aristocrata belga, mientras que sus paternos Laureano de Urdangarin y Larrañaga (1898-1982) y su esposa Ana de Berriochoa y Elgarresta (1902-1996) procedían de la nobleza baja en el País Vasco.
A la edad de 18 años, Urdangarin se convirtió en un profesional de balonmano y comenzó como jugador con el FC Barcelona de balonmano, donde permaneció hasta que se retiró en el año 2000. Además, estudió en la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas ( ESADE ) de Barcelona.
En los Juegos Olímpicos de 1996 que se celebraron en Atlanta (Estados Unidos), Urdangarín conoció a la Infanta Cristina, que se esforzó en conquistar al deportista al haber quedado totalmente prendada de é nada más verle. Su romance fue rápido, y al filtrarse a la prensa se anunció el compromiso entre la pareja. La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín se casaron el 4 de octubre de 1997 en una ceremonia celebrada en Barcelona, ciudad en la que residían, a la que asistieron Casas Reales de toda Europa. Tras su enlace, Urdangarín entró a formar parte de la Familia Real Española y se convirtió en Excelentísimo Señor Duque de Palma de Mallorca, dignidad que el Rey Juan Carlos otorgó a su hija con ocasión de su boda. Con la Infanta ha tenido cuatro hijos, todos nacidos en Barcelona: Juan nació el 29 de septiembre de 1999, Pablo el 6 de diciembre de 2000, Miguel el 30 de abril de 2002, e Irene el 5 de junio de 2005.
Vivieron en Barcelona hasta el año 2009, donde Urdangarin era director de planificación y desarrollo de Motorpress Ibérica y socio fundador de Nóos Consultoría Estratégica. A partir de 2009 y hasta 2011, la pareja y su familia comenzaron a vivir en Washington, DC, donde trabajó para Telefónica, antes de regresar a Barcelona. En agosto de 2013, Infanta Cristina se trasladó con sus cuatro hijos a Ginebra, Suiza, donde acepto un trabajo con la Fundación Caixa, mientras él ha dedicado su tiempo a su defensa.
Y es que la vida cambió para Urdangarín en otoño de 2011, cuando estalló el 'Caso Nóos' que le implicó de lleno en una trama de corrupción. En diciembre de ese mismo fue apartado de Casa Real de las actividades oficiales y fue imputado por el juez Castro en la causa. En febrero de 2012 y de 2013 declaró como imputado. Entre enero y junio de 2016 se sentó en el banquillo de los acusados junto a su exsocio en el Instituto Nóos, Diego Torres, y la Infanta Cristina, entre otros. Perdió su condición de Familia Real con la subida al Trono de su cuñado Felipe VI el 19 de junio de 2014, así como el ducado de Palma de Mallorca, que el Rey retiró a la Infanta Cristina en junio de 2015.
Entre enero y junio de 2016 se celebró el juicio por el Caso Nóos, en el que Urdangarin fue el principal acusado junto a Diego Torres. El 17 de febrero de 2017, el tribunal que le juzgó le condenó a 6 años y 3 meses de prisión al apreciar los delitos de malversación, prevaricación y falsedad documental, fraude a la administración, tráfico de influencias, y dos delitos fiscales. Se le impuso también una multa de 512.000 euros y 7 años de inhabilitación. En la vistilla de medidas cautelares se impuso que tenía obligación de comparecer el primer día de cada mes ante la autoridad judicial de su país de residencia. Se le retiró el pasaporte, pero se le permitió seguir viviendo en Ginebra con la Infanta Cristina.
La defensa del exjugador de balonmano presentó un recurso ante el Tribunal Supremo para solicitar su absolución, mientras que la Fiscalía pidió que se aumenta la condena hasta los 10 años. Finalmente, el 12 de junio de 2018, la Sala Segunda del Tribunal Supremo rebajó la pena cinco meses hasta situarla en 5 años y 10 meses.