Lee Alexander McQueen nació el 17 de marzo de 1969, en el seno de una numerosa familia. De padre taxista y madre ama de casa, siempre mantuvo una buena relación con sus progenitores. El diseñador tuvo muy claro desde pequeño que lo suyo era la moda, por lo que ingresó en la prestigiosa escuela de St.Martins College of Art & Design en Londres, graduandose en 1995 en la misma promoción que John Galliano.
Su futuro era prometedor y, tras trabajar con numerosas firmas, volvió a la escuela como profesor. En dicho lugar le ofrecieron realizar un posgrado y, cuando presentó su trabajo final, la propia cazatalentos Isabella Blow se fijó en él y le lanzó a lo más alto. Posteriormente presentó su propia colección de ropa, con unas características que le han hecho ser uno de los mejores genios de la industria. Las extravagancias, originalidad y las piezas inimaginables le llevaron a alzarse con el premio al mejor diseñador en el año 1996.
Reacio a aparecer en los medios de comunicación y con una vida privada muy secreta, su nombre seguía en el centro de todas las miradas gracias a su trabajo para Givenchy, formando parte del grupo LVMH durante varios años como director creativo. Realizó varias colecciones de Alta Costura y prêt-à-porter hasta diciembre del 2000, cuando decidió vender su marca al grupo Gucci y trabajar expresamente para su desarrollo.
Este mismo año se casa con George Forsyth en Ibiza, a cuyo enlace acudieron celebrities de la talla de Kate Moss. Sin embargo su indudable musa era Lady Gaga, que se convirtió en su amiga y lució sus diseños en prácticamente todas las red carpet a las que acudía.
El 11 de febrero del año 2010 el emblemático diseñador decide quitarse la vida tras no poder superar la muerte de su madre, tan solo unos días antes, ni la de su maestra y mentora Isabella Blow. Dejando al mundo de la moda consternado, a su entierro acudiría la propia Gaga con un vestido fúnebre de McQueen, y es que no hay duda de que dejaría un hueco difícil de igualar.